
Luego de la sorprendente tanda cuarto finalista, en el que se disfrutaron de 22 goles en los cuatro juegos ( 5.5 por compromiso, válgame Dios...) no se podía esperar más que romperse la marca de más goles en un torneo que, salvo la tercera jornada de los grupos en la que el saldo goleador fue muy pobre, ha estado marcado por el gol en cada uno de los partidos, a pesar de no efectuarse un juego tan descomunal como pareciera el hecho de tantas dianas fabricadas.
En cuanto a los finalistas, se metieron los que en teoría eran los llamados a estar presentes debido a la rica historia futbolística de argentinos y brasileños, muy a pesar de que muchos queríamos ver a la Vinotinto enfrentando a uno de estos dos rivales en esa instancia, pero que para ser realistas se entendía que los lanceros de Páez no podían pasar más allá de quedar entre los cuatro primeros.
En cuanto a los finalistas, se metieron los que en teoría eran los llamados a estar presentes debido a la rica historia futbolística de argentinos y brasileños, muy a pesar de que muchos queríamos ver a la Vinotinto enfrentando a uno de estos dos rivales en esa instancia, pero que para ser realistas se entendía que los lanceros de Páez no podían pasar más allá de quedar entre los cuatro primeros.
Que irónico ¿no? Se esperaba que Venezuela llegara a semifinales para ser catalogada su participación como un éxito, pero no se esperaba ni conquistar el título ni mucho menos quedar apeados en los cuartos... es contradictorio, pero en cuanto al nivel, sabemos que aún estamos muy lejos de darle batalla a los colosos de América, y al parecer los relevos no están en muy buena disposición de darle a los venezolanos esperanzas de que la historia cambie. Podemos mencionar algunos: Lobo Guerra (le quedó muy grande la Copa, por lo menos en los minutos que estuvo en cancha pasó desapercibido), Jesús "Chiqui" Mesa (ni siquiera finalizó entre los 22), Jesús "La Pulga" Gómez (de igual suerte a la su tocayo)... solo por nombrar unos, la lista sería muy extensa y el sufrimiento sería mayor.
El trabajo debe continuar, estamos claro, pero debemos hacerle un parado a las promesas y empezar a ver resultados, no importa como se juegue sino los puntos y títulos que se consiga... el Madrid no brilló mucho este año, pero alzó el trofeo en la liga de las estrellas por encima del que por ratos daba lecciones de fútbol, el Barcelona Fc... la gente no se acordará de cómo jugaste, sino de que conseguiste y ya es hora de que la selección Venezuela consiga algo en metal y no en palabras.
En aras del compromiso que se avecina, las eliminatorias al mundial del 2010, hay que darle un cambio a la Vinotinto que le permita cosechar triunfos reales y no sueños que al final se conviertan en pesadillas o en otra desilusión más... No se está en contra del proceso deportivo que ha llevado el medico Páez, pues él enseñó a la gente a creer en este equipo, lo que pasa es que ahora que no somos la cenicienta se aspira a más y no a que se caiga lo logrado, se aspira a que de una vez por todas la gente se enamore de la camiseta vinotinto y se olviden de colores extranjeros, pero para eso solo faltan victorias reales en un país en donde la gente es triunfalista, vive solo del que sea ganador...